jueves, 14 de julio de 2016

HISTORIA DE CASA GRANDE

HISTORIA DE CASA GRANDE

Mucho tiempo atrás, el hombre norteño tenía sus talleres líticos en las pampas de paiján, donde quedan vestigios. Con el tiempo, y con el desarrollo alcanzado, Casa Grande  y todo el valle Chicama fue asiento de dos grandes culturas: Mochica y Chimú. Huellas de ambas las encontramos en los restos materiales diseminados en nuestro valle, como el complejo Arqueológico “El Brujo”, el complejo arqueológico “Mocollope, el Reservorio  del “Alto Brujo”, El Reservorio del “Alto de la Pichona” de Ascope, la Fortaleza de Fascalá, etc.
A la llegada de los españoles, todo el valle Chicama es sometido a su dominio, cambiando la estructura económica y política que se va reflejada en un nuevo sistema de explotación y maltratos desconocidos hasta entonces. Lo único que permaneció fue servir a un señor que ahora ya no era inca sino rey o virrey.

Según informes del cronista español Miguel Feijóo de Sousa (1763), en el valle de Chicama existían entonces 44 haciendas, unas de panllevar y otros trapiches donde molían caña de azúcar, cuya semilla había sido traída desde México por el capitán español Diego de Mora, corregidor  del valle Chicama. Probablemente, una de ellas, (La concepción) llegó a ser la hacienda que más tarde se convertía en lo que hoy es casa Grande. Sostenemos esto por su ubicación geográfica en la cartografía de entonces, y por los datos que se relacionan  unos con otros, extraídos de los documentos antiguos.

La haciendita creció convirtiéndose en una mayor, cuyo dueño probablemente la llamada “Casa Grande” nombre que era más fácil de pronunciar y recordar, con el cual se le conoce hasta hoy.
La haciendita recibe un fuerte impulso por parte de su propietario, que a la sazón era el alemán Ludwig Gustav Albrecht, Joven ingeniero que viniera a trabajar por estos lugares y adquiera tierras y se quedara a vivir al contraer matrimonio con la hija de uno de los hacendados del lugar. Eran los años 1 860.

Al enfermar Albrecht, traspasa sus dominios a su compatriota alemán Johan Gildemeister Evers, quien la engrandece, a la vez que, compra tierras aledañas haciendo de Casa Grande  una de las haciendas más importantes de la Región , junto a la Negociación Roma y Chiquitoy que a la sazón pertenecía a otros extranjeros , de nacionalidad italiana, los hermanos Larco Bruno.


A causa del aluvión de 1925, el cierre del crédito, el cierre de crédito en el exterior y las continuas huelgas de sus obreros, quiebran los larcos aprovechando la oportunidad Gildemeister para comprar en remate sus haciendas convirtiéndose en el terrateniente más grande de todo el Perú. Esto fue en 1927.

Más de 40 años, el peón casagrandino vivió una época de sumisión , dependencia y asistencialismo, donde el patrón controlaba su hacienda y su gente con puños con fierro, y para lo cual asistía, cuidaba y protegía a sus obreros como si fueran una máquina que habría que hacerla durar y que debía rendir hasta que terminaran sus fuerzas. Así, controlaba las horas de trabajo, sueño, descanso,  fin de semana diversiones, alimentos, medicina, cultura y deporte de los braceros. Todo estaba bajo la supervisión del patrón. De todo estaba enterado. E él no le interesaba el estudio o superación de los hijos de sus peones porque necesitaba esa mano barata de su hacienda. Sólo quería orden. Disciplina y trabajo. Si alguno se atrevía a reclamar o a hacer huelga, era sofocado por la fuerza de la policía o del ejército que él mismo con sus influencias había hecho traer al distrito de Chocope.


Esta época de atraso para el obrero y de riqueza para el patrón, se vio interrumpida cuando un militar tomó el mando, mediante golpe de estado, el 03 de octubre de 1968, poniendo fin a medio siglo de injusticias e instaurando una nueva época para los trabajadores.

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